¿De qué nos sirve vivir, sino sabemos para qué? ¿De qué nos
sirve avanzar si no tenemos claro para dónde? Que yo jamás me olvide que Tu mi
Señor ya me has preparado un lugar en tu morada.
<Salmos 103:2 ¡Con todas las fuerzas de mi ser lo alabaré
y recordaré todas sus bondades! 3 Mi Dios me perdonó todo el mal que he hecho;
me devolvió la salud, 4 me libró de la muerte, ¡me llenó de amor y de ternura!>
¡Señor que yo no
olvide que tú eres Dios!
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