Jeremías era odiado por decir la verdad…
él se lamentaba de ello pero permaneció fiel a su Señor.
<Jeremías 15: 19. "Por tanto, así
dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y
si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a
ti, y tú no te conviertas a ellos."> "Serás como mi boca."
¡Cuán grande honor! ¿Acaso no debería ambicionarlo cada predicador, cada
creyente? ¡Qué maravilla es que Dios hable por nosotros! Expondremos una verdad
segura y pura, y la diremos con poder.
Nuestros labios alimentarán a muchos… Así
la palabra no regresará vacía; será una bendición para aquellos que la reciban,
Despertaremos a los que duermen y llamaremos a vida a los muertos espirituales… “Úsanos Señor”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario