Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir
de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora… Me siento como aquel niño que
ganó un paquete de dulces: los primeros los comió con agrado, pero, cuando
percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se
discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que
no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a
pesar de su edad cronológica, no han crecido Mi tiempo es escaso como para
discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa… Sin muchos dulces en
el paquete… Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. Que sepa reír, de
sus errores. Que no se envanezca, con sus triunfos. Que no se considere electa,
antes de hora. Que no huya, de sus responsabilidades. Que defienda, la dignidad
humana. Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez. Lo
esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las
personas… Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con
toques suaves en el alma. Sí… tengo prisa… por vivir con la intensidad que sólo
la madurez puede dar. Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que
me quedan… Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he
comido. Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y
con mi conciencia. Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta
que sólo tienes una. De (Mario de Andrade)
<2 Pedro 1: 10 (TLA) Hermanos, Dios los ha elegido para
formar parte de su pueblo, y si quieren serlo para siempre, deben esforzarse
más por hacer todo esto. De ese modo, nunca fracasarán en su vida cristiana,>
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