La historia cuenta que un rey colocó una gran roca
obstaculizando un camino y luego se escondió para ver si alguien la quitaba.
Algunos de los comerciantes y cortesanos más adinerados del
reino pasaron por allí y simplemente rodearon la roca sin intentar moverla…
Otros muchos culparon al rey de no mantener los caminos despejados, pero
ninguno intento moverla.
Cierto día, pasó por allí un campesino con su carreta
cargada de verduras, al aproximarse y ver la roca, bajó la carga que traía y
con su carro y los caballos trato de moverla hacia un lado del camino… Después de mucho trabajo logró moverla y
despejar el camino.
Mientras recogía su carga de vegetales, notó que en el lugar
donde estaba la roca había una bolsa que contenía una gran cantidad de monedas
de oro y una nota del Rey que decía: Las monedas de oro son para la persona,
que logre mover la piedra del camino.
El obstáculo que para muchos era un impedimento para seguir
adelante, para el campesino solo fue una oportunidad de demostrar que nada
puede entorpecer el camino de nuestra vida. Con sabiduría y coraje hizo lo que
otros jamás hubieran hecho.
“En el transitar por esta nos encontramos con muchos
obstáculos, si los enfrentamos con una actitud correcta y no tratamos
simplemente de evitarlos, aprenderemos a ser sabios y valientes, y a su tiempo
recibiremos el premio oportuno, como le ocurrió al campesino”
Lee: <2 Samuel 19:36 – (TLA) Su Majestad no tiene que
darme nada. Vine sólo para acompañarlo a cruzar el río.>
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