jueves, 13 de octubre de 2011

PALABRAS Y VERDAD

Como flores hermosas, con color, pero sin aroma, son las dulces palabras para el que no obra de acuerdo con ellas. Con buenas palabras se puede negociar, pero para engrandecerse se requieren buenas obras.

Es posible conseguir algo duradero con pelea, pero es seguro que se podrá conseguir con apenas tres palabras impregnadas de afecto. No hay nada tan increíble que la oratoria no pueda volverlo aceptable.

Las palabras que no van seguidas de hechos, no valen nada. Las palabras son como las hojas; cuando abundan, poco fruto hay entre ellas. La palabra verdadera no necesita justificación, se sostiene por ella misma, la verdad es indestructible.

A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta que me ha hecho bien.

Proverbios 3:3 Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad;
Átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón; 3:4 Y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres.

Pidámosle a Dios nos de gracias para hablar verdad.

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