Job 31:4 ¿No ve él mis caminos, Y cuenta todos mis
pasos?
Días hay muchos, iguales ninguno,
aunque tienen es mismo periodo de tiempo ninguno se repite, igualmente pasa con
los caminos, podemos estar acostumbrados a recorrer uno cientos de veces que
cada día añadirá algo nuevo en el recorrido dependiendo siempre de las
distintas circunstancias que en el día se den. Ejemplo. Con sol o sin el, de día
o de noche, solo o acompañado, inesperados o cualquier otra circunstancia que
lo pueda hacer variar y estas son infinitas.
Después de un recorrido de
500 km. en una avioneta que nos permitió atravesar casi toda Francia, el piloto
nos enseñó en una pantalla la grabación de la trayectoria del vuelo. La ida se
había hecho de forma rectilínea, pero el regreso no fue lo mismo. Los múltiples
cambios de rumbo, las curvas y los retornos revelaban las dificultades que el
piloto había encontrado debido a las condiciones climáticas.
Si los instrumentos modernos nos
permiten verificar a cada instante el camino recorrido, también sabemos que
Dios ve todos nuestros pasos. “Vigiló todas mis sendas”, decía Job (Job
33:11). Y nos invita a hacer “sendas derechas” para nuestros pies (Hebreos
12:13). Bien reconocemos que a menudo las dificultades de la vida nos han
obligado a hacer rodeos. Nos fuimos a la derecha o a la izquierda para
esquivarlos o para buscar socorro. Además, las distracciones y los múltiples
centros de interés que ofrece nuestra sociedad podrían hacernos desviar del
camino por el cual Dios quiere que andemos, para su gloria y nuestra felicidad.
¿Cuál es ese camino? Jesús dice: “Yo soy
el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). ¿A dónde nos conduce?
Hacia Cristo en la gloria (Hebreos 12:2). ¿Cómo distinguirlo entre
tantos caminos? Leyendo la Palabra de Dios, la Biblia. “Lámpara es a mis pies
tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:105).
Salmo 32:8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en
que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.
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