(Apocalipsis 1:17-18). El que tiene la llave de oro no es un ángel, sino Jesús mi Salvador. ¿Es también su Salvador?
La muerte introduce en el paraíso a aquellos cuyos pecados fueron perdonados mediante el sacrificio de Cristo, pero a los que no creen los conduce con sus pecados a un lugar de tormento (Lucas 16:23), en medio de la amargura y la angustia, donde esperan el juicio del Dios santo. Vale la pena definir desde hoy hacia qué destino me conducirá la puerta de la muerte.
Leamos lo que Jesús dijo a Marta: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”
DE:Amen Amen
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