Una canción popular de hace veinte años
decía: No puedes agradar a todo el mundo, agrádate a ti mismo (Oh algo así)…
Sin embargo, el cristiano debe apuntar más alto: No intentes agradar a nadie
más que al Señor, Sigue sus pisadas y guarda sus mandamientos, esfuérzate al
máximo por cumplir su divina voluntad, agradar a Dios es nuestra meta.
A todo esto yo reconozco ser muy torpe y
cometer errores por eso se cuanto el Señor me Ama, Él no me cierra puertas si
no al revés me las abre y no me rechaza si no que me abraza ¡Yo me quedo con el
Señor! Porque él me Ama. (Dios me hizo así cualquier queja hablen con El)
<Salmos 119:73-76 (TLA) Tú me hiciste con tus propias manos; ¡hazme obedecer
tus mandamientos! Los que te adoran se alegran al verme, pues confío en tu
palabra. Dios mío, yo sé que tus mandatos son justos, y merezco que me
castigues. Ven con tu amor a darme ánimo, pues soy feliz con tus
enseñanzas.>
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