(SALMO 39:4-5. Hazme saber, señor,… cuánta sea la medida de
mis días; sepa yo cuán frágil soy. He aquí, diste a mis días término corto, y
mi edad es como nada delante de ti.)
Numerosos textos de la Biblia describen qué es la vida de un
hombre. Siempre resaltan el lado efímero de su existencia terrenal y el correr
inexorable del tiempo, aquí somos mortales:
(JOB 8:9 nuestros días son una sombra en la tierra). (JOB
14:1 el hombre es corto de días…).
Para el hombre no hay más futuro que el límite de su vida,
para unos 100 años para otros un suspiro. El hombre no puede controlar su
tiempo, ni toda la ciencia del mundo ha podido añadir al hombre más vida que la
que tiene marcada, pero aun así sigue empeñado en aprovisionar riquezas que
nunca llegara a disfrutar pues algún día todo lo dejara todo, solo su alma
inmortal avanzara hacia su próximo destino.
Muchas veces la palabra nos relata por uno y otro: (SANTIAGO
4:14 “¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco
de tiempo, y luego se desvanece”).
Toda la humanidad avanza hacia lo desconocido, ¡al parecer
sin darse cuenta de que cada segundo la acerca más a la eternidad! Y luego,
¿qué ocurrirá? Sobre este tema se crean todo tipo de hipótesis o suposiciones,
que sólo son el producto de la imaginación humana.
La Biblia dice solemnemente: (HEBREOS 9:27 “está establecido
para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”). (2
REYES 7:9 Pero hoy todavía es “día de buena nueva”). (AMÓS 4:12 prepárate para
venir al encuentro de tu dios.)
(JUAN 3:16 Dios “ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”). El tiempo apremia.
Como creyentes tenemos la responsabilidad de advertir a todos los hombres
(HEBREOS 3:7; MARCOS 1:15).
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