<Isaías 43:18,19 (TLA) Y ahora, Dios
le dice a su pueblo: «No recuerden ni piensen más en las cosas del pasado. Yo
voy a hacer algo nuevo, y ya he empezado a hacerlo. Estoy abriendo un camino en
el desierto y haré brotar ríos en la tierra seca.>
Hayan sido positivos o hayan sido
negativos siempre es bueno saber cuándo se concluye una etapa en la vida. Si
insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la
alegría y el sentido del presente… Lo importante es poner punto final a los momentos
de la vida que se han terminado.
Puedes pasarte mucho tiempo de tu
presente pensando en los ¿por qué? y tratando de entender lo que sucedió o no
sucedió y aquellas situaciones o circunstancias que ya pasaron y que solo son
recuerdos… Pero vivir así produce un gran desgaste en tu vida y no solo te
afecta a ti, sino a tus seres queridos.
El pasado ya pasó. No esperes que nadie
te devuelva nada, no esperes que nadie reconozca tus esfuerzos. Debes liberarte
del resentimiento, de las ataduras que traen los recuerdos del pasado… Si no lo
haces lo único que conseguirás es no disfrutar del presente y por lo tanto
condicionará negativamente tu futuro.
El pasado solo nos debe servir como
experiencia, para realizar los cambios necesarios que nos ayuden a superar los
inconvenientes que aparecerán en nuestra vida. Hay que dar vuelta la página y
vivir con lo que tenemos hoy en nuestras manos… Recuerda que Dios tiene un
futuro preparado para ti y que depende solo de ti alcanzarlo.
Si andas por la vida dejando las puertas
abiertas, cuando deberían estar cerradas, nunca podrás desprenderte del pasado
ni vivir el presente plenamente.
Recuerda que nada ni nadie son
indispensables. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo… Por lo tanto es tu
responsabilidad personal aprender a desprenderte y ser libre… Muchas veces lo
que nos ata, es simplemente costumbre, apego, hábito, necesidad. Así que
cierra, corta, vete, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate.
Eres lo máximo. Muy sabias tus palabras.
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