¡Cuántas cosas desparramadas por aquí y
por allá! ¡Qué desorden por todas partes! Por fin hoy me decidí... abrí mi
ropero y lo hice junto a mi Dios.
Entre medio de ropas arrugadas, ¿sabes
que encontré? …Encontré mi conciencia, cubierta de polvo, arrugada, con huellas
visibles del paso del tiempo.
Y me tuve lástima. ¿Todavía servirá? Sí,
¿por qué no? La limpié. La sacudí. La dejé como nueva, apta para todo servicio.
Pero eso no fue todo… También localicé
perezas, negligencias y descuidos...repletos de mañanas… Que si mañana haré
esto, mañana haré lo otro, mañana haré aquello… mañana y mañana... Junté todo y
lo finiquite hoy.
También entre los pañuelos vi disimuladas
las angustias y los temores… que si
¿Perderé mi trabajo? ¿Mantendré mi salud? ¿Le pasará algo a mis seres
queridos? En fin “Amarguras,
calamidades, inquietudes” A medida que las identificaba, pensé que me iba a dar
un infarto, así que... ¡afuera! Las deseche.
Y ¡Así tengo que continuar día tras
día!.. Y como ahora mi ropero volvía a tener espacios vacíos, empecé a
acomodar... La esperanza... que tuve tan olvidada, Los afectos... que no
siempre manifesté, Las amistades... que tanto descuidé y La fe... en la vida,
en mi vida.
He puesto mi ropero en orden… Ahora puedo
tomar lo que me ofrece la vida y disfrutarlo en plenitud.
Ahora gracias a Dios mi ropero está en
orden, entrégale a Él todo lo que te ocupa espacio te enseñara a guardar lo
importante y a desechar lo que nos estorba.
<Isaías 41:10 (TLA) Por tanto, no
tengan miedo, pues yo soy su Dios y estoy con ustedes. Mi mano victoriosa les
dará fuerza y ayuda; mi mano victoriosa siempre les dará su apoyo.>
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