Todos lo sabemos qué Nadie llega a la meta con su primer
intento, ni se perfecciona la vida con una simple rectificación, de la misma
manera que nadie alcanza la altura deseada con un solo vuelo.
Sabemos que nadie camina por la vida sin haber pisado en
falso muchas veces...nadie recoge una cosecha sin trabajar duramente, sembrar
la semilla y abonar la tierra.
Que nadie mira la vida sin acobardarse en algunas ocasiones,
ni se sube a un barco sin temerle a la tempestad, ni llega a puerto sin remar
lo necesario… Nadie siente el amor sin probar sus lágrimas, ni recoge rosas sin
sentir sus espinas.
Nadie puede edificar evitando el martillo, ni se cultiva una
amistad con Dios, sin renunciar a uno mismo… Nadie llega hasta el pozo de Dios,
sin caminar y sufrir la sed del desierto.
“Si mantienes los ojos puestos en Dios y crees, obedeces y
perseveras con fe, te aseguro, que no dejarás de alcanzar tus sueños”
Así dice la palabra: <Hebreos 12:2 puestos los ojos en
Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él
sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de
Dios.>
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