sábado, 20 de septiembre de 2014

DAR GRACIAS

DAR GRACIAS
Una madre solía orar en las noches con una hija pequeña, de unos seis años, al acostarla.
Una noche la madre le dijo:- Hoy vamos a pedir a Dios un poco más para que sane a la tía Marta.
Oraron por la tía Marta, cada noche, durante un par de semanas Y después, la madre no dijo nada y dejaron de pedir.
A la tercera o cuarta noche sin hacerlo, la niña preguntó: - Mamá, ¿por qué no oramos por la tía Marta? - Es que Diosito ya la puso buena, respondió la madre.- Y si la puso buena, -replicó la niña- ¿no deberíamos orar para darle las gracias?
Somos más dados a pedir que a agradecer. Lo de aquellos diez leprosos curados y de los que solo uno vuelve a dar las gracias a Jesús, se repite en nuestra vida a diario.
De cada diez veces que pedimos, quizás, no damos gracias ni una. La gratitud del que pide abre la mano del que da: el agradecimiento facilita la generosidad. ¡Y tenemos tanto que agradecer a Dios! De: (Agustín Filgueiras)
<1 Crónicas 16:8 Dad gracias al SEÑOR, invocad su nombre, dad a conocer sus obras entre los pueblos.>  
<1 Crónicas 23:30 Y han de estar presentes cada mañana para dar gracias y para alabar al SEÑOR, y asimismo por la noche.>

<Lucas 17:15 (TLA) Uno de ellos, al verse sano, regresó gritando: «¡Gracias, Dios mío! ¡Muchas gracias!»>

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