Los problemas y el sufrimiento son
inevitables, pero nunca insoportables: Recuerda lo que dijo Jesús: <Juan
16.33 (NVI) "En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he
vencido al mundo".>
En las tormentas de tu vida, puedes
elegir dejarte llevar, o aprender a navegar con vientos contrarios que amenazan
con hundirte… Siempre que enfrentes problemas y dificultades, pregúntate qué
puedes aprender de ellos… Tu sufrimiento tiene un propósito de Dios: aprender a
soportarlo, ya que si lo haces, saldrás aprobado por Dios.
Pablo sabía mucho lo que era sufrir por
causa de Cristo, <2 Corintios 12:8-9 (TLA) Tres veces le he pedido a Dios que
me quite este sufrimiento, pero Dios me ha contestado: «Mi amor es todo lo que
necesitas. Mi poder se muestra en la debilidad.» Por eso, prefiero sentirme
orgulloso de mi debilidad, para que el poder de Cristo se muestre en mí.>
Así que en vez de enfocarte en tu
sufrimiento, por tus ojos en Jesús, el autor y consumador de tu fe, y haz esta
oración que hizo el salmista, en voz alta: <Salmo 138:8 (TLA) "Dios
mío, tú cumplirás en mí todo lo que has pensado hacer. Tu amor por mí no
cambia, pues tú mismo me hiciste. ¡No me abandones!"> Ten por seguro
(Fe) que Él no te abandonara.
Te crees distinto y que en tu caso no hay
solución, te diré para Dios nada es imposible, acude al Señor el hará su
trabajo, así Él lo ha prometido.
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