Las batallas espirituales se luchan en
cielo. No en la tierra. Más poder tiene una oración que toda tu inteligencia y
astucia… Aun en medio de tus luchas, Él se ha glorificado;
Piensa esto: Fue en el desierto que
Moisés recibió la revelación para escribir los primeros cinco libros de la
Biblia… Fue en el desierto donde Moisés recibe la Ley de mano de Dios… Fue en
el desierto donde Moisés vio las Espaldas de Dios y el resplandor de su Gloria.
Ahora compara, ¿no ha sido en tu desierto
(desesperación, tribulación, angustias etc. Etc.) donde Él ha quebrantado tu
espíritu y donde tú has aprendido a depender de Él?
Esta batalla es nuestra vida y es
importante porque todos nos están mirando:
Los demonios miran para ver si serás
derrotado… Como León rugiente están esperando para ver si tú le des la
oportunidad de destruirte… El mundo (amigos, familiares, vecinos…) Todos miran
del resultado de tus acciones, solo por esto muchos pueden salvarse… Aunque
pienses que a la gente del mundo no le importa los resultados de tu fe, ellos
están mirando para ver si tu Dios es poderoso.
Hay muros que nos detienen de conseguir
las bendiciones de Dios. Bendiciones que están tan cercas y al mismo tiempo
parecen estar tan lejos… Muros que el enemigo ha construido para mantenernos en
el desierto. ¡Muros que hoy necesitan derrumbarse en tu vida! Tú eres una
importante parte del plan celestial.
Entiende esto, tú eres el fruto de su
victoria. ¡Tú eres el trofeo de Dios! Muchas veces lo único que esta impidiendo
la victoria eres tú.
La victoria está en la obediencia ciega a
Dios es decir en fe, desecha todo argumento racional porque nos paraliza, tan
solo confía en su palabra y avanza: <2 Corintios 10:3-5 (TLA) Es verdad que
vivimos en este mundo, pero no actuamos como todo el mundo, ni luchamos con las
armas de este mundo. Al contrario, usamos el poder de Dios para destruir las fuerzas
del mal, las acusaciones y el orgullo de quienes quieren impedir que todos
conozcan a Dios. Con ese poder hacemos que los pecadores cambien su manera de
pensar y obedezcan a Cristo.>
Las batallas espirituales se luchan con
la Fe, pues en vano haríamos nada si no creemos. <Hebreos 11:33,34 (TLA) Ellos
confiaron en Dios, y por eso conquistaron países; y como actuaron con justicia,
recibieron lo que Dios les había prometido. Cerraron la boca de leones y apagaron
grandes incendios. Escaparon de que los mataran con espada, recibieron fuerzas
cuando más débiles estaban, y en la guerra fueron tan poderosos que vencieron a
los ejércitos enemigos.>
No hay comentarios:
Publicar un comentario