No nos hagamos más daño, La iglesia ya
tiene un enemigo (satanás), sus armas son reales y habrá heridos; asique
ayudémonos, es más fácil sanar a un soldado herido y devolverlo a la batalla
que entrenar a un nuevo soldado. Seamos un pueblo restaurador, porque nuestro
Dios es un Dios restaurador. <1 Pedro
4:8 Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá
multitud de pecados.>
Para nuestra vergüenza existe un dicho
triste dentro de la iglesia evangélica: «Somos el único ejército que abandona a
sus heridos», especialmente cuando se trata de ciertos pecados. Tratamos el
divorcio como si fuera el pecado imperdonable del Espíritu Santo, o el
adulterio como una sentencia de muerte. No obstante, aplaudimos al reo más vil
que se convierte, y el drogadicto que llega a los pies de Cristo puede contar
su testimonio libremente; pero al cristiano que ha caído le damos el tiro de
gracia. <Gálatas 6:1 Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta,
vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre,
considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.>
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