“Yo
soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste
lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. Juan 15:5
El arrepentimiento y la confesión son dos elementos que
contribuyen a nuestro levantamiento en Dios cuando hemos fallado y su
efectividad está basada exclusivamente en el sacrificio de Cristo en la Cruz
del Calvario, pero si ignoramos esta verdad y el efecto perdonador que ella
produce, quedaremos tirados en la lona cuando el pecado nos haya derribado. “Si
confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad”. 1 Juan 1:9.
Dios es la fuente de toda bendición y de
la luz que se manifiesta en nuestras vidas, pero cuando nos alejamos de la
presencia de Dios la vida sigue y los problemas no desaparecen, así que, en la
medida en que nos alejamos nuestras vidas se van apagando hasta llevarnos al
estado de postración en que vivíamos antes de tener un encuentro personal con
Dios.
El en Salmo 42 el salmista decía: “¿Por
qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque
aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío”. Salmo 42:5
No te rindas, Dios siempre estará contigo. La
buena noticia es que podemos regresar a la casa de nuestro padre para recibir
su perdón, su amor y su misericordia, pero por más que anhelemos su presencia,
regresar a los brazos de Jesús es una decisión que solo nosotros podemos tomar.
SE VALIENTE,TEN ANIMO._edu747
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