Dios había hecho grandes cosas para el rey Asa y para Judá, pero ellos
permanecían siendo una nación débil. Sus pies eran muy vacilantes en los
caminos del Señor, y sus corazones muy indecisos, de tal forma que necesitaban
ser advertidos de que el Señor estaría con ellos mientras ellos estuvieran con
Él, pero que si lo abandonaban, Él también los dejaría.
Dios merece ser servido con toda la energía de que seamos capaces.
Encontraremos nuestra mejor recompensa en la obra del Señor si la llevamos a cabo con resuelta diligencia. Nuestra labor no es en vano en el Señor, y lo sabemos. Una obra a medias no traerá recompensa; pero cuando entregamos nuestra alma entera a la causa, veremos la prosperidad.
Dios merece ser servido con toda la energía de que seamos capaces.
Encontraremos nuestra mejor recompensa en la obra del Señor si la llevamos a cabo con resuelta diligencia. Nuestra labor no es en vano en el Señor, y lo sabemos. Una obra a medias no traerá recompensa; pero cuando entregamos nuestra alma entera a la causa, veremos la prosperidad.
2 Crónicas 15:7. “Pero
esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para
vuestra obra.”
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