Si no hubiese sido por mi
necesidad, no sabría lo que es pedirte...
Si no hubieses permitido la enfermedad, no conocería la sanidad...
Si no hubiese sido por la preocupación, no sabría lo que es confiar en
Ti…
Si no hubieses
permitido la pobreza, no sabría lo que es tu provisión…
Si no hubiese sido por la ofensa, no sabría lo que es perdonar…
Si no hubieses permitido el dolor, no conocería tu consuelo… Si
no hubiese sido por la angustia, no sabría lo que es tu paz.
Si no hubieses permitido el aguijón, no conocería la suficiencia de tu
gracia…
Si no hubiese sido por el desacuerdo, no sabría lo que es someterme… Si no hubieses permitido
el obstáculo, no conocería tu solución…
Si no hubiese sido por llorar sobre tu hombro, no sabría lo que es tu
mano enjugando las lágrimas…
Si no hubieses permitido las dificultades, no conocería la fe en tus
promesas… Si
no hubiese sido por la imposibilidad, no sabría lo que es descansar en Ti…
Si no hubiese debilidad, no habría aprendido a vivir en tu poder…
Si no hubieses permitido la muerte, no sabría lo que es la vida eterna…
Si no hubiese oscuridad,
no habría aprendido a vivir por fe…
Si no hubiese soledad no habría intimidad contigo…
Si no hubiese ignorancia, no habría aprendido a buscar tu
sabiduría.
Si no hubiese sido por el desierto, no sabría lo que son tus
manantiales…
Si no hubiese tus demoras, no habría aprendido a esperar en Ti.
Si no hubiese pruebas, no habría aprendido a soportar con paciencia… Si
no hubiese perdición, no hay salvación… ¿Quién como Tú? Si no hubiese pasado
todo esto, no te tendría como te tengo ahora… Así que, ¡Gloria a Ti por
todo!
<Apocalipsis 1:8 Yo soy el Alfa
y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha
de venir, el Todopoderoso.> (Todo
está en El, fuera nada hay. Él es el Señor, Él es Dios.)
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