Cuando surge una seria
dificultad, nuestro primer impulso debería ser acudir al Señor y decirle:
¡Señor, ayúdame! Pero normalmente lo primero que hacemos es correr a todas
partes en busca de ayuda y dejar al Señor a un lado; Nos cuesta confiar en Él.
Debemos confiar en Dios tanto cuando el cielo está
sereno (así es fácil) como cuando ruge la tempestad (que la Fe es probada); El Señor nos habla, más de lo que pensamos, su
palabra es eterna y está llena de poder, solo hay que creer; Quizás permite que atravesemos una
circunstancia difícil, para despertarnos de la apatía o de una situación en la
que no le hemos dado al Señor el lugar que le corresponde, aunque Él nos avisa,
nosotros ¿le escuchamos?
Cuando uno confía en
Dios, no se desespera; ora y espera en silencio hasta que Él le muestre lo que
debe o no debe hacer; La Palabra de Dios dice en <2º Crónicas 16:9. Dios
sabe quiénes confían en él, pues sus ojos contemplan toda la tierra.>
La expresión "los
ojos del Señor", corresponde al perfecto conocimiento que Dios tiene de
todo lo que ocurre, en cada situación, El Señor tiene el control {descansemos
en El}¡Que Dios nos ayude a confiar en Él para todo y en todo tiempo!
Recordemos ante cualquier
prueba o situación difícil, acudamos inmediatamente a nuestro buen Dios y
Padre. Él nos ama y desea ayudarnos. Levantemos los ojos hacia nuestro Dios,
porque de Él viene el socorro. <Hebreos 4:16 Acerquémonos,
pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar
gracia para el oportuno socorro.>
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