Haz lento mi paso,
Señor... Alivia el latido de mi corazón mediante la quietud de mi mente. Dame
calma y tranquilidad en medio de la confusión de mi día, atenúa la tensión de
mis nervios y músculos, ayúdame a conocer el poder restaurador del descanso en
Tu presencia.
Enséñame el arte de tomar
vacaciones de un minuto, recuérdame cada día la fábula de la liebre y la
tortuga para que pueda saber que la carrera no siempre la gana el más veloz,
para tener presente que la vida es más que correr cada día más.
En este mundo agitado,
recordemos quién es la paz en medio de la tormenta y la quietud en medio del
bullicio. <Salmos 73:25“Señor ¿A quién tengo en los cielos sino a Ti?
Y fuera de Ti, nada deseo en la tierra”>.
Jesús hoy nos dice soy aquél que tomó tu lugar en la Cruz del
Calvario. En muchas ocasiones podrás sentirte solo, abandonado, despreciado,
desanimado, sin fe, sin ganas de seguir adelante… Guarda en tu corazón, mis
palabras y sentirás no sólo mi presencia, sino también mis fuerzas y mi ánimo.
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