¿Quién no se queja de tener una vida demasiado ajetreada?
Con los modernos medios de comunicación y su avalancha de informaciones hay
como una especie de estrés generalizado.
Incluso a los creyentes el afán de ayudar al prójimo y hacer
el bien, puede hacerse ansiosa en vez de
estar marcada por la confianza y la tranquilidad, si no descansamos en El, por
eso recordemos, su palabra dice: <Isaías 30:15. En quietud y en confianza
será vuestra fortaleza.>
Nuestro trabajo para el Señor es más fecundo y fácil cuando
hemos aprendido a mantener la paz del Señor en todas las situaciones. Entonces
nos volvemos dóciles a la acción del Espíritu Santo, y Dios puede actuar en
nosotros más eficazmente que si estamos en tensión.
También debemos recordar que Dios preparó de antemano buenas
obras para nosotros (Efesios 2:10). ¡Dejémonos llenar de la paz del Señor para
permitir que obre en nosotros! Así nuestra atenta colaboración será eficaz,
pues pondremos todas nuestras capacidades a disposición de Aquel a quien
amamos, sin pretender resolver todo por nosotros mismos. ¡Bienaventurado el que
permanece tranquilo bajo la mirada de Dios, contando con Su sabiduría y Su
poder! <Hebreos 13:21 os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su
voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por
Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén>
Imponerse muchas actividades, por buenas que sean, a menudo
revela una falta de paz. <Colosenses 3:15.La paz de Dios gobierne en
vuestros corazones… y sed agradecidos.>
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