Las cuatro velas se consumían lentamente. El ambiente estaba
tan silencioso que se podía oír el diálogo que mantenían entre ellas...
La primera dijo: - ¡YO SOY LA PAZ! Las personas no consiguen mantener mi luz,
creo que me apagaré. Y poco a poco, su fuego se apagó.
La segunda dijo: - ¡YO ME LLAMO FE! Las personas no quieren saber nada de mí. Soy
muy débil y no tiene sentido seguir dando luz. Cuando terminó de hablar, una
brisa pasó suavemente sobre ella y se
apagó.
Con mucha tristeza la
tercera vela manifestó: - ¡YO SOY EL AMOR! No tengo fuerzas para seguir
encendida. Todos me dejan de lado, se olvidan hasta de sus seres queridos. Y
sin esperar más, se apagó.
De repente... Entró un niño y vio las tres velas apagadas., -¿Qué
es esto? Ustedes debían estar encendidas hasta el final. Lleno de tristeza, el
niño comenzó a llorar...
Entonces la cuarta vela habló: No tengas miedo, mientras yo
tenga fuego podremos encender a las demás. - ¡YO SOY LA ESPERANZA!
Con los ojos brillantes, tomó la vela encendida… Y volvió a
darles luz a las demás
¡Qué la luz de “la esperanza”, Nunca se apague dentro de tu corazón!
“¡Jesús! es la luz, la paz y el amor. Si crees en Él, nunca
dejará de alumbrarte”
ROMANOS 15:13 Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y
paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu
Santo.
SALOMOS 62:5 Alma mía, en Dios solamente reposa, Porque de
él es mi esperanza.
SALMOS 119:116 Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; Y
no quede yo avergonzado de mi esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario