<Hechos 2: 40 Y con muchas otras
razones les exhortaba insistentemente: ¡Sálvense de esta generación
perversa!>
$1.000 parecen tanto cuando se los damos
a la Iglesia, pero tan poco cuando vamos de compras.
Una hora es tan larga cuando servimos a
Dios, pero tan corta cuando vemos una película o un partido de fútbol.
No encontramos palabras para orar, pero
que fácil nos salen cuando charlamos con algún amigo.
Nos da sueño leer un capítulo de la
Biblia, pero que fácil nos resulta leer revistas con lo último del Jet-set.
Buscamos siempre la primera fila de
butacas en el teatro, pero cuando vamos a la Iglesia, siempre nos ubicamos
atrás.
Exigimos saber con anticipación cualquier
compromiso con la Iglesia, pero para otros eventos, estamos siempre atentos y
dispuestos.
Tenemos dificultades para aprender a
orar, pero que fácil nos resulta aprendernos el último chiste.
Creemos todo lo que dicen los periódicos,
pero cuestionamos lo que dice la Biblia.
Todos quieren la salvación, sin necesidad
de creer, decir, o hacer nada para conseguirla.
Mandamos miles de bromas por e-mail, que se propagan como un incendio, pero cuando recibimos mensajes sobre Dios o
la Iglesia, no se los re-enviamos a nadie.
Estoy seguro que, cuando leas este mensaje,
no se lo mandarás a muchos de tus amigos o conocidos, porque supones que no
creen en nada.
Es triste porque necesitamos acercarnos a
Dios ¡Si no sientes vergüenza! ¡Te desafío a que reenvíes este e-mail! ... pero solo si lo
sientes.
Dios es la fuente de mi existencia, es mi
Salvador. Él me sostiene cada día. Sin Él no soy nada, pero con Él lo consigo
todo... en la abundancia o en la escasez. Todo lo puedo en aquél que me
fortalece. (Filipenses 4:13)
Entonces el desafío está hecho... Si amas a Dios y no sientes vergüenza de
reconocer las cosas maravillosas que Él
ha hecho por ti..., envía este e-mail a muchas personas (aunque no sean
cristianas), y también a la persona que te lo envió a tú, para que sepa que
aceptaste el desafío!
¡¡Que Dios te acompañe y tengas un lindo día!! - //Anónimo//
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