De siempre he visto numerosas personas tienen como único
objetivo en la vida, ganar dinero. Personas de todas las edades, afanadas por
el trabajo y obsesionadas con el mismo fin. Dispuestas a dedicar muchas horas,
días y semanas del año para alcanzar sus deseos. Personas afanadas que se están
convirtiendo en máquinas de generar ideas para hacer negocios y ganar más y más.
Su vida es como subir por una escalera que no tiene fin, unos pocos lo logran,
otros se quedan en el camino… e historias hay miles… había un dueño de un
conocido supermercado, trabaja incansablemente más de doce horas diarias
durante todo el año y, en vacaciones, envía a su familia sola, porque le es
imposible abandonar su negocio por dos semanas. Y Tu ¿qué opinas? Pues te diré
que hay muchos que ni lo han pensado, son los menos los que reflexionan sobre
las cosas importantes de la vida y se plantean otro tipo de objetivos.
Debemos mirar dónde está el techo de nuestros objetivos y Debemos
ser sabios administradores de nuestro tiempo, aprender a darnos el espacio para disfrutar de
todo lo que hemos logrado con esfuerzo y la bendición de Dios, Si lo dejamos
para más tarde, pensando que todavía vamos a vivir por muchos años, nos
equivocaremos. El día es hoy y el tiempo es ahora… «Hay gente tan pobre, que
solo tiene dinero» y ni lo disfruta ni lo invierte en un buen provecho.
ISAIAS 55:1 A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los
que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin
precio, vino y leche. 2 ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y
vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se
deleitará vuestra alma con grosura.
JUAN 1:16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia
sobre gracia.
2 CORINTIOS 12:9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia.
¡Amén Edu! Muy buen artículo, totalmente de acuerdo.
ResponderEliminar2 Tesalonicenses 3:12
A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando SOSEGADAMENTE, coman su propio pan.
Todos podemos elegir ser Martas frenéticas y esquizofrénicas o sosegadas y quietas Marías que reposan a los pies de Cristo y dejan que ÉL haga.