Un niño y su padre
caminaban entre las montañas. De repente, el hijo tropezó y cayó al suelo
gritando Aaahhh! Para su sorpresa, oyó
una voz a lo lejos que gritaba como él.
Con curiosidad el niño
preguntó: ¿Quién está ahí? ¿Quién está ahí…? Le respondieron. Molesto con la
respuesta, el niño gritó: Cobarde. Pero le respondieron de la misma manera:
Cobardeé…
El niño desconcertado le
preguntó a su padre: ¿Qué sucede papá? El padre, sonriendo le dijo: Hijo mío,
presta atención. Se levantó y dirigiéndose a la montaña, gritó: Te admiro. La
voz respondió: Te admirooo... Volvió a gritar: Eres un campeón. Y la voz le
respondió: Eres un campeónnn...
El niño estaba asombrado
y no entendía. Se llama Eco, le explicó el padre, aunque en realidad es la
vida. Te devuelve todo lo que dices o haces. Nuestra vida es simplemente un
reflejo de nuestras acciones.
Si deseas más amor en el
mundo, crea más amor a tu alrededor. Si deseas felicidad, da felicidad a los
que te rodean. Si quieres recibir una sonrisa, sonríe a los que conoces.
Esta relación se aplica a
todos los aspectos de la vida. La vida te dará de regreso, exactamente aquello
que tú le has dado. Tu vida no es una coincidencia, es un reflejo tuyo.
Alguien dijo: Si no te
gusta lo que recibes de vuelta, revisa muy bien lo que estás dando... Y la
palabra de Dios nos lo afirma.
JOB 4:8 (NVI) La
experiencia me ha enseñado que los que siembran maldad cosechan desventura.
GALATAS 6:8 Porque el que siembra para su
carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del
Espíritu segará vida eterna.
PROVERBIOS 11:18 El impío hace obra falsa; Mas el que siembra justicia tendrá
galardón firme.
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