Un ateo dictaba una
conferencia ante un gran auditorio defendiendo la inexistencia de Dios.
Después de haber
finalizado su discurso, desafió a cualquiera que tuviese preguntas a que
subiera a la plataforma.
Un hombre que había sido
bien conocido en la localidad por su adicción a las bebidas alcohólicas, pero
que había encontrado recientemente liberación y esperanza en Dios, aceptó la
invitación y sacando una naranja del bolsillo comenzó a pelarla lentamente.
El conferencista le pidió
que hiciera la pregunta; el hombre, continuó imperturbable pelando la naranja
en silencio, al término de lo cual, se la comió.
Se dirigió al
conferencista y le preguntó: "¿Estaba dulce o agria?"
"No me pregunte
tonterías", respondió el orador con señales evidentes de enojo;
"¿Cómo puedo saber el gusto si no la he probado?"
Y aquel hombre regenerado
por el amor de Dios le respondió:
"Y ¿cómo puede usted saber algo de Dios, si nunca lo ha probado?"
"Y ¿cómo puede usted saber algo de Dios, si nunca lo ha probado?"
JUAN 4:10(TLA) Jesús le respondió: —Tú no sabes lo que Dios
quiere darte, y tampoco sabes quién soy yo. Si lo supieras, tú me pedirías
agua, y yo te daría el agua que da vida.
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