Todos los seres humanos tenemos fe. Hay
quienes depositan su fe en el progreso económico, otros ponen toda su esperanza
en tener gobernantes que se preocupen realmente por el bien del pueblo, otros viven esperando que algún golpe de
suerte los lleve a ser completamente felices
y unos cuantos simplemente tienen fe esperando soluciones mágicas y
respuestas instantáneas y que no requieran ningún tipo de esfuerzo.
La fe no es un elemento místico y mágico
para mover el destino a nuestro antojo, sino una realidad que nos ayuda a
atravesar todas las circunstancias de nuestra existencia; las que nos parecen
buenas y las que no nos parecen tan buenas, confiados y tomados de la mano de
Dios.
Pedro escribió: <1 Pedro 1:7-8 (TLA) La
confianza que ustedes tienen en Dios es como el oro: así como la calidad del
oro se pone a prueba con el fuego, la confianza que ustedes tienen en Dios se
pone a prueba con los problemas. Si ustedes pasan la prueba, su confianza será
más valiosa que el oro, pues el oro se puede destruir. Así, cuando Jesucristo
aparezca, hablará bien de la confianza que ustedes tienen en Dios, porque una
confianza que ha pasado por tantas pruebas merece ser alabada. Ustedes, aunque
nunca han visto a Jesucristo, lo aman y creen en él, y tienen una alegría tan
grande y hermosa que no puede describirse con palabras.>
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