Así dice la palabra: <Hebreos 12:3-4
(TLA) Piensen en el ejemplo de Jesús. Mucha gente pecadora lo odió y lo hizo
sufrir, pero él siguió adelante. Por eso, ustedes no deben rendirse ni
desanimarse, pues en su lucha contra el pecado todavía no han tenido que morir
como él.>
Nadie llega a la meta con su primer
intento, ni se perfecciona la vida con una simple rectificación, de la misma
manera que nadie alcanza la altura deseada con un solo vuelo.
Nadie camina por la vida sin haber pisado
en falso muchas veces...nadie recoge una cosecha sin trabajar duramente,
sembrar la semilla y abonar la tierra.
Nadie mira la vida sin acobardarse en
algunas ocasiones, ni se sube a un barco sin temerle a la tempestad, ni llega a
puerto sin remar lo necesario.
Nadie siente el amor sin probar sus
lágrimas, ni recoge rosas sin sentir sus espinas.
Nadie puede edificar evitando el
martillo, ni se cultiva una amistad con Dios, sin renunciar a uno mismo.
Nadie llega a la otra orilla sin pasar a
través del puente.
Nadie llega a tener el alma brillante sin
el diario pulido de Dios.
Nadie puede juzgar sin conocer primero su
propia debilidad.
Nadie consigue su ideal sin haber pensado
muchas veces que perseguía un imposible.
Nadie conoce la oportunidad hasta que
ésta pasa por su lado y la deja ir.
Nadie llega hasta el pozo de Dios, sin
caminar y sufrir la sed del desierto.
“Si tienes claro el objetivo, si todavía
conservas algo de fuerza y de voluntad, si mantienes los ojos puestos en Dios y
crees, obedeces y perseveras con fe, te aseguro, que no dejarás de alcanzar tus
sueños”
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