Había un hombre que vivía con sus dos
hijas. Las niñas eran curiosas e inteligentes y siempre hacían muchas
preguntas. A veces el hombre sabía responder pero, otras veces, no tenía ni
idea de la respuesta. Como pretendía ofrecerles la mejor educación, mandó las
niñas de vacaciones a casa de un sabio que vivía en lo alto de la colina.
El sabio siempre respondía a todas las
preguntas sin ningún tipo de duda. Impacientes con el sabio, las niñas
decidieron inventar una pregunta que él no pudiera responder.
Así que un día una de ellas capturó una
linda mariposa azul con la que pensaba engañar al sabio. ¿Qué vas a hacer?” -
le preguntó su hermana.
-Voy a esconder la mariposa entre mis
manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta. Si él dice que está muerta,
abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva, la apretaré y la
aplastaré. De esta manera, cualquiera que sea su respuesta, ¡será una respuesta
equivocada!
Las dos niñas fueron entonces al
encuentro del sabio, que estaba meditando. -“Tengo aquí una mariposa azul.
Dígame, sabio, ¿está viva o muerta?” Muy calmadamente el sabio sonrió y
respondió:-“Depende de ti... Ella está en tus manos.” Así es nuestra vida,
nuestro presente y nuestro futuro. No debemos culpar a nadie cuando algo
“Como ocurre con la mariposa azul,
nosotros podemos elegir entre la Vida y la Muerte” Tú decides y el Señor nos
aconseja: (Deuteronomio 30:19 »El cielo y la tierra son testigos de que hoy les
he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición.
Yo les aconsejo, a ustedes y a sus descendientes, que elijan la vida,)
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