Te has preguntado alguna vez ¿Qué transmiten
nuestras palabras o actos? ¿Qué me digo, que hago a mí mismo? ¿Hacia dónde me
conduce mi dialogo interno y mis hechos? ¿Te has auto examinado?
Deberíamos hacerlo Porque las palabras y
los actos, tienen vida y son capaces de bendecir o maldecir, de edificar o
derribar, de animar o abatir, de transmitir vida o muerte, de perdonar o
condenar, de empujar al éxito o al fracaso, de aceptar o rechazar...
Sé que no es fácil por experiencia
propia, pero puedo y debo intentarlo, procurando que nuestro hablar y actuar
sea para bendecir, entiendo que no puedes obligarte a ti mismo a sentir algo
que no sientes, pero si puedes obligarte a hacer el bien, a pesar de lo que
sientes, tanto en el hablar como en el actuar.
Para que eso cambie un mandato el Señor nos
demanda, que nos esforcemos, que no temamos y que en El confiemos, con estas
premisas el Señor mismo peleara por nosotros, nos bendecirá con su espíritu y
nos guiara a la victoria.
Hay cientos de versículos que nos hablan
de esto pero hoy yo te dejare dos en los cuales se completa lo que hoy te
quiero trasmitir. <Josué 1:9 (TLA) »Yo te pido que seas fuerte y valiente,
que no te desanimes ni tengas miedo, porque yo soy tu Dios, y te ayudaré por
dondequiera que vayas.> -muchos antes ya lo comprobaron- < 1 Juan 5:4
(TLA) En realidad, todo el que es hijo de Dios vence lo malo de este mundo, y
todo el que confía en Jesucristo obtiene la victoria.>
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