<Isaías 53:7 (TLA) »Fue maltratado y
humillado, pero nunca se quejó. Se quedó completamente callado, como las ovejas
cuando les cortan la lana; y como cordero llevado al matadero, ni siquiera
abrió su boca.>
Un granjero había decidido comer un
cordero, por lo que tomó uno de su rebaño y comenzó a degollarlo… De inmediato
el cordero comenzó a sangrar abundantemente empapando sus manos. Para su
sorpresa, el corderito comenzó a lamer su propia sangre de las manos del granjero,
él sintió un sudor frío que recorrió todo su cuerpo y se quedó asombrado por
esta actitud… No podía creer lo que estaba viendo, mientras sus ojos se
llenaban de lágrimas, juró que nunca más mataría otro corderito.
No existe sobre la faz de la tierra un
animal tan bueno e indefenso, cualquier otro ante esta situación, se hubiera
defendido con desesperación y furia, tratando de salvar su vida.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
El cordero mansamente entrega su vida a su verdugo y le lame en lugar de morderle.
Si tú fueras el protagonista de esta
historia, ante la reacción del corderito, ¿qué sentirías? ¿Qué harías? Déjame
decirte que si fuera yo, lo acariciaría, le pediría perdón y seguramente mis
ojos se llenarían de lágrimas.
Si la actitud de un animal nos puede
llegar a conmover tan profundamente, ¡cuánto más debería conmovernos el
sacrificio de aquel Cordero de Dios que, para derrotar el pecado que acarreamos
tú y yo, entregó su vida en la Cruz del Calvario!
Estoy seguro que como el cordero de esta
historia, si los verdugos de Jesús hubieran acercado sus manos a la boca de
Jesús, Él se las hubiera besado.
Porque a Jesús tú puedes ofenderlo de mil
maneras, puedes rechazarlo, maldecirlo y también puedes descargar toda tu ira,
frustración, dolor… sobre Él y sin embargo, Él te seguirá acariciando, besando,
hablando, aconsejando y por encima de todo, AMANDO.
“Hoy debes decidir si deseas vivir sobre
la Sangre de Jesús, en este caso estarás pisoteándola sin darle el valor que
significa o debajo de ella, lo que significa estar cubierto por la maravillosa
obra de Dios” ¡tuya es la decisión! (Anónimo).
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