<Salmos 23:1 (TLA) Tú, Dios mío, eres
mi pastor; contigo nada me falta.>
Asique si sufres, no luches con Dios,
pídele fuerzas… Si lloras de dolor, no abandones Su camino, síguelo con fe y
confianza… Si te ves envuelto en un diluvio que azota tus sentidos, espera. Él
a Su tiempo te rescatará y cubrirá de pétalos tu alma cansada.
Si la duda y la desesperanza se apoderan
de tu corazón, levanta tu mirada hacia el Señor, pues sólo Su amor puede
aliviar tus penas… Si sientes que el temor está a punto de vencerte, agárrate
de Dios, Él te protegerá y te hará descansar.
Si sientes hambre, no temas, Dios es el
Pan de Vida… Si te encuentras rodeado por las tinieblas, acércate a Jesús, Él
es la luz del mundo… Si estás perdido, no te angusties, Dios, que es el Buen
Pastor te guiará… Si no encuentras la salida en el solitario laberinto de tus
tristezas, fija tus ojos en Dios, Él te acompañará.
“Si te sientes solo y no tienes en quien
confiar, debes saber que Él ahora mismo está a tu lado esperando que le
permitas ser tu Padre, Amigo y Pastor”.
<Salmos 23:2 (TLA) Me haces descansar
en verdes pastos, y para calmar mi sed me llevas a tranquilas aguas. 3 Me das
nuevas fuerzas y me guías por el mejor camino, porque así eres tú. 4 Puedo
cruzar lugares peligrosos y no tener miedo de nada, porque tú eres mi pastor y
siempre estás a mi lado; me guías por el buen camino y me llenas de confianza. 5
Aunque se enojen mis enemigos, tú me ofreces un banquete y me llenas de
felicidad; ¡me das un trato especial! 6 Estoy completamente seguro de que tu
bondad y tu amor me acompañarán mientras yo viva, y de que para siempre viviré
donde tú vives.>
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