jueves, 26 de enero de 2012

COMO LA AURORA CRECIENDO

Dios nos ha dado una nueva vida por la obra de Jesús en la cruz. Esta vida divina está llamada a crecer hacia Jesús (Efesios 4:15). Dicho crecimiento no nos lleva a elevarnos por encima de los demás, sino a reproducir algunos caracteres de la belleza de Cristo, de su abnegación, su humildad y su consagración completa a Dios y a su prójimo. El Espíritu Santo, persona divina, es el poder de esta vida; y él vela para mantenernos en comunión con Jesús, para que lo imitemos. Huyamos de todo aquello que deshonra a Dios. Y cada nuevo día, en medio de este mundo, adornemos con un buen testimonio cristiano la doctrina de Dios nuestro Salvador (Tito 2:10). Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Colosenses 3:1-2.

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