martes, 17 de enero de 2012

PREGUNTAS QUE DEBO HACERME


«¿Aproveché mi vida o la malgasté? Lo que estoy viviendo ahora, ¿Es trascendental? He pasado por muchas experiencias, pero ¿Representan todo lo que el mundo me puede ofrecer? ¿Estoy en la tierra durante algunos años y después todo se acaba?

Mis preguntas sobre el sentido de la vida, ¿De dónde vienen? Algunos intentan responderlas (o evadirlas) por medio del trabajo, el ocio o diversas diversiones; otros tratan de olvidar estas preguntas por medio del alcohol, las drogas, la aventura… Pero yo estoy seguro de que mientras eluda la respuesta a estas preguntas vitales, mi vida continuará sin sentido.

Durante mucho tiempo di vueltas en mi cabeza a estas preguntas hasta el día en que conocí a unos creyentes. Ellos me aseguraron que Jesús resucitó, que él vive y está más cerca de nosotros que el mismísimo aire que respiramos. Él es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6). Al principio esas afirmaciones me parecían provocantes. Pero, después de todo, a lo mejor estos creyentes tenían la respuesta a las preguntas que me preocupaban.
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Juan 8:12.
Entonces empecé a leer los evangelios y obtuve la respuesta. Poco a poco me di cuenta de que Dios me amaba. Como yo nunca me había preocupado por él, pensé que tal vez podría rechazarme, pero no, él se interesaba en mí». (K. B.)

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