jueves, 12 de enero de 2012

ME GUSTARIA


Si quieres ser sabio, aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar cuando no tengas nada que decir.
No hay que confundir nunca el conocimiento con la sabiduría. El primero nos sirve para ganarnos la vida; la sabiduría nos ayuda a vivir. El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca.
No basta saber, se debe también aplicar. No es suficiente querer, se debe también hacer.
En el temor a Dios empieza toda sabiduría, y quien no tiene temor, no puede saber.
Hay dos maneras de difundir la luz... ser la lámpara que la emite, o el espejo que la refleja. Deja que Dios ordene tus pasos.

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