En un país en guerra, había un rey, que tenía atemorizados a
sus prisioneros. Acostumbraba a llevarlos a una sala, donde había un grupo de
arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del otro, sobre la cual se
veían grabadas figuras de calaveras llenas de sangre.
Hacía que se colocaran en círculo y les hacía la siguiente
propuesta: Ustedes pueden elegir entre dos opciones, morir en manos de estos
arqueros o pasar por aquella puerta, detrás de la cual, YO LOS ESTARÉ
ESPERANDO. Curiosamente, todos elegían morir en manos de los arqueros.
Al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo había
servido al Rey, se dirigió al soberano y le dijo: Señor, ¿puedo hacerle una
pregunta?
Dime, soldado- respondió el rey… Señor, ¿qué hay detrás de
la puerta? … ¡¡¡Ve y míralo tú mismo!!! Contestó su majestad.
El soldado, abrió temerosamente la puerta y se encontró con
unos potentes rayos de sol que entraban y llenaban de luz el lugar, cegándole…
Sorprendido, y a medida que se acostumbraba a la luz del sol, descubrió que la
puerta le llevaba a un camino que conducía directamente a la ¡¡LIBERTAD!!
El soldado, asombrado, miró a su Rey, como esperando una
explicación: Yo les daba la oportunidad de elegir, pero ellos no se arriesgaron
y por temor a lo desconocido, eligieron morir.
¿Cuántas puertas dejamos de abrir por miedo a arriesgar?
¿Cuántas veces renunciamos a la libertad y morimos poco a poco por dentro,
porque sentimos miedo de abrir la puerta de nuestros sueños?
No dejes de abrir la puerta de tu corazón, no tengas temor,
si lo haces Jesús vendrá a morar, dentro de ti.
Jesús dijo: Juan 10:9 (TLA) Yo soy la puerta del reino de
Dios; cualquiera que entre por esta puerta, se salvará; podrá salir y entrar, y
siempre encontrará alimento.
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