El hombre más lento, que no pierde de vista el fin, va
siempre más veloz que el que vaya sin perseguir un punto fijo. Márcate una meta
un destino, ten una dirección, luego mira que sea la correcta. Sin dirección no
tiene sentido la vida.
En mi vida mil caminos he andado y los mil me han fallado,
Mil rutas se apartan del fin elegido, pero hay una que llega a él, y esta he
encontrado “Jesús, es el camino la verdad y la vida” este camino aunque no me
es fácil, con El puedo.
Es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos
fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la
meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre, más se aleja. Y
Jesús me hace permanecer, me amo de tal manera que dio su vida por mí y a Él le
debo todo.
Y que como pablo decía nosotros digamos: (Filipenses 3:13 Hermanos,
yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo
a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.)
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