Una vez más en mi carrera personal hacia la meta me he
vuelto a encontrar con barreras dificultades cotidianas de cada día, esas
batallas de las cuales tantas veces comentamos, y una vez más he vuelto a
comprobar que aun siendo hijo de Dios cuando no actuó como tal el deja que nos
demos de morros y aprendamos, muchas veces nuestras razones no bastan, si la
forma de exponerlas son incorrectas es decir con altivez, arrogancia etc. etc.
Aquí el Señor me demanda Mansedumbre y humildad (pues nada somos que él no
quiera que seamos) si digo que soy de El
tengo que dar frutos de ello.
Gálatas 5:23 Más el fruto del Espíritu es mansedumbre.
Además cuando no es como él dice sus frutos también se ven y
estos no nos agradan. Seamos mansos
seamos humildes y nos ira mejor Él lo dice y así es.
Isaías 29:19 Los mansos aumentarán también su alegría en el
SEÑOR, los necesitados de la humanidad se regocijarán en el Santo de Israel.
La arrogancia al igual que la altivez a quien más daño hace
es aquel que la ejercita. El árbol malo no puede dar frutos buenos…
1 Pedro 3:4 Que vuestro adorno no sea externo…sino que sea
el yo interno, con el adorno incorruptible de un espíritu manso y sereno, lo
cual es precioso delante de Dios
Seamos auténticos con su espíritu operando en nosotros
podemos, no nos resistamos a su intervención, que no nos estorbe el orgullo ni
la soberbia
1 Timoteo 6:11 Pero tú, oh hombre de Dios,… sigue la
mansedumbre… - 1 Corintios 13:4 El amor no es jactancioso, no es arrogante…
Jesús nos dice miradme a mí e imitarme.
Mateo 11:29 Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón.
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