Si sufres, no luches con Dios, pídele fuerzas.
Si lloras de dolor, no abandones Su camino, síguelo con fe y
confianza.
Si la duda y la desesperanza se apoderan de tu corazón,
levanta tu mirada hacia el Señor, pues sólo Su amor puede aliviar tus penas.
Si sientes que el temor está a punto de vencerte, agárrate
de Dios, Él te protegerá y te hará descansar.
Si sientes hambre, no temas, Dios es el Pan de Vida.
Si te encuentras rodeado por las tinieblas, acércate a
Jesús, Él es la luz del mundo.
Si estás perdido, no te angusties, Dios, que es el Buen
Pastor te guiará.
Si no encuentras la salida en el solitario laberinto de tus
tristezas, fija tus ojos en Dios, Él te acompañará.
“Si te sientes solo y no tienes en quien confiar, debes saber
que Él ahora mismo está a tu lado esperando que le permitas ser tu amigo”
SALMOS 94: 18 Clamé: « ¡Me resbalo!», pero tu amor
inagotable, oh Señor, me sostuvo.
SALMOS 94:22 Pero el Señor es mi fortaleza; mi Dios es la
roca poderosa donde me escondo.
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