La ansiedad de las personas, la prisa por respuestas
milagrosas y el deseo inmediato de cambiar una situación desagradable, no nos
ayudan a nada bueno… Somos por naturaleza ansiosos y lo queremos todo ya, en el
aquí y ahora… y aquí no hay edades a todos nos pasa.
Los adolescentes quieren experimentarlo todo en dos días. Es
por eso que a veces se equivocan, las prisas no son buenas… Los que buscan
trabajo lo quieren ya…Pero las puertas no siempre se abren y vuelven a casa
desesperanzados…. Los que están enfermos quieren sanarse ya. No quieren seguir
sufriendo. Quieren poder disfrutar de la vida ahora y terminar ya con todo
dolor.
No importa cuál sea el problema, siempre es lo mismo,
queremos la respuesta y la solución ya… Miqueas en medio de su impotencia y
desesperación dijo: “Yo voy a esperar en Dios”.
<Miqueas 7:7 (TLA)
Yo, por mi parte, pondré mi confianza en Dios. Él es mi salvador, y sé que
habrá de escucharme.> así como el, tenemos a todos los hombres de Dios,
David, Gedeón, Moisés, Abraham, Pablo, Pedro… etc… etc., y muchísimos más,
¡Unámonos a ellos!
Lo que Miqueas estaba viviendo era desagradable, pero dejó
su problema en las manos de Dios y esperó confiadamente en su intervención.
Tal vez hoy estás pasando por un momento difícil, estás
lleno de ansiedad, tu situación te parece insostenible y quieres respuestas que
nunca llegan. Pero quiero decirte que no todo está perdido, hay esperanza y se
encuentra en Dios.
Ora de corazón, toda oración que llega al Trono de la
Gracia, es escuchada y respondida, puedes esperar tranquilo, Dios ya sabe tu
problema y tiene la solución.
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