”Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y
medicina para los huesos”. Prov. 16:24
A nadie le gusta que le griten
o traten mal. Por naturaleza hemos sido formados para ser tratados bien.
Lamentablemente, en nuestra sociedad, encontramos personas que dondequiera que
están reparten latigazos con su lengua lastimando a los oyentes.
Esto sucede a menudo en la familia, en el barrio, en el trabajo
y hasta en la iglesia. Esto nos pasa a nosotros, en momentos de tensión, donde
no medimos las palabras y lastimamos aún a los seres que más amamos.
La Biblia nos dice que las
palabras suaves son dulces como un panal lleno de rica miel, y que éllas
suavizan el alma y son un remedio a los huesos. Hacer lo contrario implica
lastimar el alma y enfermar los huesos.
Antes de hablar hagamos un alto
y midamos la calidad de nuestros dichos, para saber si vienen cargadas de
dulzura y bendición. De no ser así mejor cerremos nuestra boca, porque lo que
digamos hará un mal irreparable y destruirá al oyente.
ORACION: Mi Dios. En este
momento renuncio a todo vocabulario mal intencionado y dañino que ha gobernado
mis palabras. Señor, produce un cambio en mi lenguaje para que mis palabras
sean dulces y de bendición para los demás. Hazlo Jesús para poder de esta
manera glorificarte. En Tu Nombre, muchas gracias. ¡Amén! De versículo del
dia
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