Gal. 5:26 No nos hagamos vanagloriosos.
Todo lo que somos nos es
concedido por El, sin el nada somos esto tengámoslo siempre presente, y también
que para El no hay mayores y menores, sino que para cada uno tiene su propósito.
(Dios no hace nada al azar).
Jueces. 8:24,25 y 27 Les dijo
también Gedeón: Quisiera pediros que cada uno de vosotros me dé un zarcillo de
su botín (pues tenían zarcillos de oro, porque eran ismaelitas). Y ellos
dijeron: De cierto te los daremos. Y tendieron un manto, y cada uno de ellos
echó allí un zarcillo de su botín. Y Gedeón hizo de ello un efod, y lo colocó
en Ofra, su ciudad, con el cual todo Israel se prostituyó allí, y esto vino a
ser ruina para Gedeón y su casa.
El profeta nos amonesta, su
palabra lo muestra.
Jeremías. 45:5 Pero tú, ¿buscas
para ti grandes cosas? No las busques.
II Corintios. 12:7 Y dada la
extraordinaria grandeza de las revelaciones, por esta razón, para impedir que
me enalteciera, me fue dada una espina en la carne.
Sirve al Señor de corazón y no
buscando gloria, porque si es así a Él se la quieres robar, y solo a Él sea la
gloria.
Filipenses. 2:3 Nada hagáis por
egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros
considere al otro como más importante que a sí mismo.
Lo que eres, en El eres y a El
glorificas, di siervo inútil soy.
I Corintios. 13:4,5 El amor es
paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no
es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no
toma en cuenta el mal recibido.
Mateo. 11:29 Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de
mí. (Dice El Señor).
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