Dicen que a cierta edad las personas nos
hacemos invisibles, que nuestro protagonismo en la escena de la vida declina y
que nos volvemos inexistentes para un mundo en el que sólo cabe el ímpetu de
los años muy jóvenes, las figuras delgadas y espectaculares... Yo no sé si me
habré vuelto invisible para el mundo...
Es muy probable, pero nunca fui tan consciente de mi existencia como
ahora, nunca me sentí tan protagonista de mi vida, y ahora disfruto cada
momento de mi existencia ¡sé quién soy! <Isaías 43:1…No temas, porque yo te
redimí; te puse nombre, mío eres tú.>
Descubrí que no soy un príncipe de cuento
de hadas. (¡¡Por suerte!! debe ser muy aburrido) Descubrí al ser humano que
sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas. Descubrí que puedo
permitirme el lujo de no ser perfecto, de estar lleno de defectos, de tener
debilidades, de equivocarme, de hacer cosas indebidas, de no responder a las
expectativas de los demás., pero también descubrí que con todo Dios me Ama y me perdona, a mí
también me dijo: <Juan 5:8 Jesús le
dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda.>
Cuando me miro al espejo ya no busco al
que fui... Sonrío al que soy... Celebro
la posibilidad de elegir, a cada instante quien quiero SER, el pasado paso y ahora
camino con Cristo, él me ha hecho libre horizonte es nuevo para mí, vuelvo a
tener esperanza, ánimo y mi vida es nueva. <2 Corintios 5:17 De modo que si
alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas>
¡Estoy acá! Su Misericordia ha sido
conmigo, ahora solo me queda una dirección que seguir una meta y mientras
camino voy viendo como cada día es mejor. <Efesios 3:14 prosigo a la meta,
al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. 15 Así que, todos
los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto
también os lo revelará Dios.>
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