Hoy vuelvo a reconocerlo, lo que yo soy
en Cristo lo soy. <SALMOS 18:32,38. Dios es el que me ciñe de poder, y quien
hace perfecto mi camino; quien hace mis pies como de ciervas, y me hace estar
firme sobre mis alturas; quien adiestra mis manos para la batalla, para entesar
con mis brazos el arco de bronce. Me diste asimismo el escudo de tu salvación;
tu diestra me sustentó, y tu benignidad me ha engrandecido. Ensanchaste mis
pasos debajo de mí, y mis pies ni han resbalado.> Ahora vivo y esta vez es
para siempre, aunque mi cuerpo se desgaste y un día deje de ser, mi espíritu ya vive para siempre junto a Él.
Mi consolador, quien en su misericordia
pago el más alto precio por mí y para todos. EFESIOS 1:13,14. En él también
ustedes, cuando oyeron el mensaje de la verdad, el evangelio que les trajo la
salvación, y lo creyeron, fueron marcados con el sello que es el Espíritu Santo
prometido. Éste garantiza nuestra herencia hasta que llegue la redención final
del pueblo adquirido por Dios, para alabanza de su gloria. Solo nos queda una
cosa por decir ¡¡¡AMEN Y AMEN!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario