Un ateo dictaba una conferencia ante un gran auditorio
defendiendo la inexistencia de Dios.
Después de haber finalizado su discurso, desafió a
cualquiera que tuviese preguntas a que subiera a la plataforma.
Un hombre que había sido bien conocido en la localidad por
su adicción a las bebidas alcohólicas, pero que había encontrado recientemente
liberación y esperanza en Dios, aceptó la invitación y sacando una naranja del
bolsillo comenzó a pelarla lentamente.
El conferencista le pidió que hiciera la pregunta; el
hombre, continuó imperturbable pelando la naranja en silencio, al término de lo
cual, se la comió.
Se dirigió al conferencista y le preguntó: "¿Estaba
dulce o agria?" "No me pregunte tonterías", respondió el orador
con señales evidentes de enojo; "¿Cómo puedo saber el gusto si no la he
probado?"
Y aquel hombre regenerado por el amor de Dios le respondió: "Y
¿cómo puede usted saber algo de Dios, si nunca lo ha probado?"
Su palabra dice: <Juan 8:19 (TLA) Entonces le preguntaron:
— ¿Dónde está tu padre? Jesús les respondió: —Si me conocieran, conocerían a mi
Padre. Pero como no me conocen, tampoco a él lo conocen.> Y si no lo pruebas
¿Cómo lo conocerás?
El salmista lo
conocía y decía: <Salmos 16:11 (TLA)... ¡En tu presencia soy muy feliz! ¡A
tu lado soy siempre dichoso!>
No hay comentarios:
Publicar un comentario