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Corintios 4:6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la
luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del
conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
No
es nuestra gloria si no su gloria en nosotros, haciendo que su luz apague
nuestras tinieblas.
2
Corintios 3:18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un
espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma
imagen, como por el Espíritu del Señor.
Trasformados,
que bueno que El obra en nosotros y que lo único que demanda de nosotros es que
confiemos en El.
Éxodo
33:18 El (y nosotros) entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria.
A
El sea la gloria por siempre Amen
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